¿Qué técnica de enguantado utilizas en los procedimientos quirúrgicos que instrumentas? La colocación de los guantes no se realiza de forma correcta en un número muy importante de nuestras cirugías Después de comprobar que un porcentaje muy elevado de las enfermeras quirúrgicas que realizan labores de instrumentación no utilizan la “técnica cerrada” de enguantado, creo que es muy importante realizar algunas consideraciones.
Existen dos maneras de calzarse los guantes estériles:
Técnica abierta: al colocarnos la bata dejamos al descubierto nuestras manos, y nos calzamos los guantes utilizando la técnica tradicional que utilizaríamos al realizar técnicas estérlies como sondaje o curas.
¿Que ocurre si utilizamos esta técnica en procedimientos quirúrgicos?
Cuando nosotros llegamos con el lavado quirúrgico realizado a la mesa de instrumentación donde tenemos todo el material necesario, llegamos desinfectados pero en ningún caso estériles. No podemos olvidar que todo el material que tenemos en la mesa está estéril, por lo que si dejamos al descubierto nuestras manos y tocamos algunos materiales para “buscar” los guantes o incluso cogemos el paquete de guantes para manipularlo al calzarnos los guantes, NO estamos garantizando la esterilidad, porque nuestras manos NO están estériles. De esta forma no garantizamos la esterilizad en el procedimiento.

Técnica cerrada: en esta técnica, que debería ser la técnica de elección en todos los procedimientos quirúrgicos, los puños de la bata cubren nuestras manos, no sacamos las manos en ningún momento, y el calzado de guantes se realiza de esta forma, preservando así la esterilidad. Os dejo el enlace de varios vídeos dónde se puede ver cómo se realiza.

En muchas ocasiones seguimos manteniendo el “siempre se ha hecho así”, los grandes cambios surgen por la sucesión de pequeños cambios que podemos realizar cada uno de nosotros en nuestro propio ámbito de acción. La técnica cerrada es una técnica fácil de realizar, y que solo necesita un poco de práctica para que se convierta en una rutina en nuestras cirugías.
Siempre les digo a mi alumnos que, aunque el cirujano realice una técnica excelente y nosotras una instrumentación brillante, con ese “pequeño gesto” podemos contribuir, o no, a mantener la esterilidad del campo y por su puesto contribuimos a poner en riesgo, o no, a nuestro paciente con posibles infecciones.
Espero sinceramente que en unos años, en la mayoría de nuestros quirófanos, esta sea la técnica de elección. La decisión está, nunca mejor dicho, en nuestras manos.
¡Forma parte del cambio!